¡Que sea un gran 2025! Este es un momento de renacimiento, de renovación, de emprendimiento. Por lo menos así queremos imaginarnos cada inicio de año. Ya que andamos en éstas, pensemos en organizar equipos de reciclaje comunitario.
Enero es un mes para retomar con nuevos ánimos todas nuestras metas, sumando algunas nuevas en el camino. Se vale desear Feliz Año más o menos hasta el día 15, de acuerdo con las buenas costumbres, ante todo a todas esas personas que no tuvimos el gusto de ver durante el fin de año.
Es una fecha de inicio de dietas, de entrar al gimnasio, de sentarse a leer libros pendientes por meses, de empezar ese curso de idiomas o –mejor aún– de alguna aplicación de inteligencia artificial. Enero es ese mes en que pensamos que es no es tarde para empezar cualquier cosa.
Empecemos algo por el medio ambiente, el más cercano a nosotros: hay que crear un proyecto de reciclaje comunitario. Es momento de dejar de pensar en las cosas a gran escala, en todo lo que podría estar haciendo nuestro gobierno federal o local. Dejemos un poco de lado qué hace el servicio de limpia por toda la ciudad. En realidad, es posible impulsar un esquema de reciclaje que compromete a la gente algunas cuadras a la redonda, o a un conjunto de edificios.
Hay grandes ventajas en la instauración de este tipo de proyectos:
- Hacemos más pequeño el círculo. Uno de los mayores beneficios radica en eliminar eslabones en la economía circular, a menudo los más susceptibles a la ineficiencia y el desperdicio. El servicio de limpia o los “tiraderos” suelen estar entre estos eslabones. El reciclaje comunitario se salta estos pasos para llevar directamente los residuos a los centros de procesamiento.
- “Limpiamos” la comunidad. Un plan de reciclaje comunitario conduce a una mayor disciplina en el depósito de residuos sólidos. Se puede complementar con jornadas de captación de residuos que normalmente terminan en las banquetas.
- Comprometemos a todos. El reciclaje comunitario puede funcionar con el compromiso de los comercios locales, las administraciones de los edificios, incluso los proveedores que diariamente la visitan. ¿Qué tal si las tienditas de la equina colocan contenedores de reciclaje en lugar de esconder el bote de basura para que no lo llenen sus clientes?
- Fomentamos la conciencia ambiental. Qué mejor escuela para los niños y jóvenes que la práctica local de la economía circular. Los menores se enteran demasiado temprano en la vida de que la separación de residuos que les enseñan en las escuelas no es la misma en sus casas. Hagamos más congruente su mundo.
¿Cómo podemos organizar el reciclaje comunitario? Hay tres o cuatro puntos clave en los cuales puedes enfocarte para lograr este tipo de organización.
- Aprovecha algunas estructuras vecinales. Es posible que en la comunidad existan algunas organizaciones de vecinos, especialmente en los edificios. Lo más difícil de todo esto va a ser unir a la gente y encauzar los ánimos de buena forma.
- Busca un espacio. Debe tratarse de un lugar no muy grande, en donde puedan instalarse contenedores cerrados para recibir los residuos ya debidamente clasificados en los materiales que se llevarán a reciclar: vidrio, metal, papel y cartón, PET, Unicel, otros plásticos y electrónicos, por ejemplo. Estos lugares no deben estar en sitios públicos, no sólo por regulación, sino porque debe respetarse con toda seriedad el manejo de residuos, de acuerdo con la regla siguiente.
- Establece un reglamento sencillo y claro. Hay que tener reglas muy claras sobre cómo se reciben y manejan los residuos para el reciclaje comunitario. Esto es, en general: limpios y separados. ¿Qué es lo que no debe estar presente en ninguna circunstancia? Residuos orgánicos, esto es crucial. Esto es, hay que eliminar los residuos de comida de los platos y vasos desechables, vaciar las botellas de PET y por supuesto nunca incorporar papel de baño usado.
- Financia el proyecto. Una cuota de 50 o 100 pesos al mes es mas que suficiente, asumiendo que se organizan 200 viviendas. Con ello se puede pagar la vigilancia, el traslado y la limpieza del sitio de reciclado, generando empleos comunitarios como un efecto positivo adicional. Hablo de vigilancia, debido a que, hasta que se adquiera otro nivel de educación en la comunidad, es preciso supervisar la limpieza de los residuos. Por lo mismo, no se debe tener acceso inmediato a los contenedores.
Es cierto que un proyecto así requiere esfuerzo y dedicación. Todo en la vida necesita estos elementos. Pero la organización y el trabajo comunitario es una costumbre que termina beneficiando a las sociedades en su conjunto. Es la clave de un desarrollo social más sano a todos los niveles. Cuanto más pronto podamos comenzar a organizarnos localmente, vamos a tener más claro lo que realmente necesitamos exigirles a nuestros gobiernos.
