Para continuar con la serie sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) planteados por la ONU, ahora nos referimos al de Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.

Hasta donde va la evolución de la humanidad, el destino de la mayor parte de la población parece estar en las ciudades. Se espera que para 2030, 60% de los seres humanos viva en urbes, lo cual conlleva problemas para contar con la suficiente infraestructura y servicios para atenderlos a todos. Según la ONU, más de 883 millones de personas viven actualmente en barrios marginales.

Las ciudades representan apenas 3% del total del suelo en el mundo pero consumen entre 60 y 80% de la energía en el mundo y generan 75% de las emisiones de carbono.  El problema de dotar de agua a estos gigantes sigue creciendo, lo mismo que el manejo de sus desechos y la calidad del aire. Según la OMS, desde 2016 90% de la población urbana respira aire contaminado, situación que anualmente produce la muerte de 4.2 millones de personas. En el caso de las megaurbes, la movilidad se convierte en un factor negativo, que genera pérdidas de millones de horas/hombre y una profunda insatisfacción en el nivel de vida.

Por ello, el ODS número 11 propone las siguientes metas para 2030.

  • Asegurar el acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos adecuados, seguros y asequibles y mejorar los barrios marginales
  • Proporcionar acceso a sistemas de transporte seguros, asequibles, accesibles y sostenibles para todos y mejorar la seguridad vial, en particular mediante la ampliación del transporte público, prestando especial atención a las necesidades de las personas en situación de vulnerabilidad, las mujeres, los niños, las personas con discapacidad y las personas de edad
  • Aumentar la urbanización inclusiva y sostenible y la capacidad para la planificación y la gestión participativas, integradas y sostenibles de los asentamientos humanos en todos los países
  • Redoblar los esfuerzos para proteger y salvaguardar el patrimonio cultural y natural del mundo
  • Reducir significativamente el número de muertes causadas por los desastres, incluidos los relacionados con el agua, y de personas afectadas por ellos, y reducir considerablemente las pérdidas económicas directas provocadas por los desastres en comparación con el PIB mundial, haciendo especial hincapié en la protección de los pobres y las personas en situaciones de vulnerabilidad
  • Reducir el impacto ambiental negativo per cápita de las ciudades, incluso prestando especial atención a la calidad del aire y la gestión de los desechos municipales y de otro tipo
  • Proporcionar acceso universal a zonas verdes y espacios públicos seguros, inclusivos y accesibles, en particular para las mujeres y los niños, las personas de edad y las personas con discapacidad
  • Apoyar los vínculos económicos, sociales y ambientales positivos entre las zonas urbanas, periurbanas y rurales fortaleciendo la planificación del desarrollo nacional y regional
  • Aumentar considerablemente el número de ciudades y asentamientos humanos que adoptan e implementan políticas y planes integrados para promover la inclusión, el uso eficiente de los recursos, la mitigación del cambio climático y la adaptación a él y la resiliencia ante los desastres, y desarrollar y poner en práctica, en consonancia con el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030, la gestión integral de los riesgos de desastre a todos los niveles.
  • Proporcionar apoyo a los países menos adelantados, incluso mediante asistencia financiera y técnica, para que puedan construir edificios sostenibles y resilientes utilizando materiales locales.

En México la urbanización es mucho más aguda. De acuerdo con ONU Hábitat, el país contará en 2030 con 961 ciudades, en las que se concentrará 83.2% de la población nacional. Entre ellas, la Megaciudad de México, sobrepasará los 23 millones de habitantes, mientras que existirán 17 ciudades con entre uno y cinco millones de habitantes.

México ha adelantado mucho en reducir la proporción de viviendas precarias en las ciudades, desde 35.68% en 1992 hasta 11% en 2020, de acuerdo con estimaciones del Coneval con datos del INEGI. Sin embargo, el promedio nacional de población que tiene acceso fácil al transporte público en México es apenas de 31%, ello sin contar la calidad de este. De acuerdo con INEGI, 65.11% de los residuos sólidos urbanos son recolectados y tienen una disposición final adecuada.

El promedio nacional de la proporción de la superficie de las ciudades dedicada a espacios abiertos de uso público es de apena 6.31%.

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