Para continuar con la serie sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) planteados por la
ONU, en esta ocasión nos referimos al acceso a una energía asequible, segura, sostenible y
moderna.
El contar con fuentes confiables de energía, principalmente un servicio eléctrico universal, se ha
convertido en una necesidad vital. El acceso a la salud y la alimentación depende de una buena
estructura energética, mientras que los beneficios de las tecnologías de la información no pueden
llegar a quien no cuenta con un servicio eléctrico constante y de calidad.
A esto hay que agregar que el mundo requiere reconvertirse con mayor velocidad a la energía
sostenible. La generación de energía es el principal causante del cambio climático, con 60% de las
emisiones de gases de efecto invernadero.
Hoy más de 789 millones de personas viven sin acceso a la electricidad y varios cientos de millones
más no tienen un servicio confiable y constante. Todavía 3,000 millones de personas dependen de
la madera, el carbón, el carbón vegetal o los desechos de origen animal para cocinar y calentar la
comida, dice la ONU, lo cual genera problemas de contaminación y por supuesto de agravamiento
del cambio climático.
Por el lado positivo, el mundo está avanzando con cierta rapidez hacia la adopción de la energía
sustentable. La energía solar está alcanzando un pico tecnológico que le permite convertirse en
una fuente más eficiente de energía para países que no habían tendido una red basada en
hidrocarburos. El agua y el viento podrían permitir a muchos acceder por primera vez a la
electricidad. Mientras tanto, combustibles menos contaminantes como el gas natural están
sustituyendo a las viejas plantas de carbón y combustóleo.
Las metas del Objetivo 7 para 2030 son:
 Garantizar el acceso universal a servicios energéticos asequibles, fiables y modernos
 Aumentar considerablemente la proporción de energía renovable en el conjunto de
fuentes energéticas
 Duplicar la tasa mundial de mejora de la eficiencia energética
 Aumentar la cooperación internacional para facilitar el acceso a la investigación y la
tecnología relativas a la energía limpia, incluidas las fuentes renovables, la eficiencia
energética y las tecnologías avanzadas y menos contaminantes de combustibles fósiles, y
promover la inversión en infraestructura energética y tecnologías limpias.
 Ampliar la infraestructura y mejorar la tecnología para prestar servicios energéticos
modernos y sostenibles para todos en los países en desarrollo, en particular los países
menos adelantados, los pequeños Estados insulares en desarrollo y los países en
desarrollo sin litoral, en consonancia con sus respectivos programas de apoyo.
En México, de acuerdo con la Secretaría de Energía, la proporción de energía renovable en el
consumo total pasó de 12.75% en 2019 a 19.45% en 2021. Igualmente, el país se ha vuelto más
eficiente en el consumo de energía. De 513.93 kilojoules por peso de PIB producido en 2016, hoy
consume 461.71 kilojoules.

Sin embargo, el uso de estufas de leña es considerado como recurso renovable, pero difícilmente
puede ser energía limpia. En años recientes, algunas plantas generadoras de energía han vuelto al
carbón y el combustóleo. Finalmente, la falta de seguridad jurídica en el sector de la energía es un
factor que inhibe la inversión que se necesita para acercarse a los objetivos de 2030.

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