No, una persona promedio no usa 75,000 piezas de plástico al año en alimentos y bebidas. El dato es ridículo. No hay que hacer muchos números: aún pensando que somos un usuario intensivo, ¿cuántas piezas de plástico usarías al día? ¿Una, 10, 20… 50? El año sólo tiene 365 días, por lo que para consumir ese promedio tendrías que usar más de 200 piezas diariamente. No, ni sumando el plástico de empaque que utilizan los grandes comercios para mantener sus productos ¡saludables!

En la discusión sobre el uso del plástico, así como está sucediendo con las vacunas y el paracetamol, estamos siendo bombardeados de datos falsos, pronunciados con mucha seguridad por “expertos”. Hay datos sobre el consumo aparente de materiales de plástico que no tienen nada que ver con estos números. Por ejemplo, usando los datos de consumo aparente de la Asociación Nacional de Industrias del Plástico, unos 31,250 toneladas por año, el promedio anual de unicel utilizado en alimentos y bebidas es de 260 gramos por persona; el resto se utiliza, y es muy necesitado en la industria de la construcción, entre otras.

En el reportaje donde leí este dato increíblemente inflado, sin embargo, también los autores se enfrentan a un golpe de realidad. La gente necesita materiales como las bolsas de plástico para llevar algo tan simple como el pollo, el pescado, la carne frescos. Se niega rotundamente a usar otra cosa, porque las bolsas de tela sintética a las que nos hemos acostumbrado no sirven para contener estos productos, sin quedar severamente impregnadas de olores. Igualmente, el resultado sería sumamente antihigiénico, o bien habría que lavar y desinfectar la bolsa después de cada uso.

El otro momento, tal cual lo hemos descrito en alguna ocasión en este espacio, es cuando hablan con un vendedor de tamales y atole. No hay material capaz de resistir el calor de esta bebida que para buena parte de los mexicanos resulta un complemento básico en su dieta. Si lo hay es muy caro, y la gente no anda por ahí cargando con termos para su atole antes de entrar a trabajar a un lugar a donde ya invirtió más de dos horas en llegar.

El reportaje se cuestiona por qué en la calle la gente sigue usando plásticos. La respuesta es porque los necesitamos. Se puede presionar a las cadenas de autoservicio para no vender el mal llamado “plástico de un solo uso”, pero aún estas utilizan plástico para envolver o contener una pechuga o unas costillas de cerdo.

La gente sigue necesitando estos materiales, y la regulación debe partir de la realidad. Es más fácil enseñar a la población mexicana a reducir, reutilizar y reciclar recipientes de plástico que pretender que utilicen materiales caros o imprácticos para un estilo de vida que les ha impuesto la gran ciudad. 

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